domingo, 16 de dezembro de 2012

La tara tóxica ( Antonin Artaud )

La tara tóxica

Antonin Artaud




 



Evoco el mordisco de inexistencia y de imperceptibles cohabitaciones. Venid, psiquiatras, os llamo a la cabecera de este hombre abotagado pero que todavía respira. Reuníos con vuestros equipos de abominables mercaderías en torno de ese cuerpo extendido cuan largo es y acostado sobre vuestros sarcasmos.  No tiene salvación, os digo que está INTOXICADO, y harto de vuestros derrumbamientos de barreras, de vuestros fantasmas vacíos, de vuestros gorjeos de desollados. 
Está harto. Pisotead, pues, ese cuerpo vacío, ese cuerpo transparente que ha desafiado lo prohibido. Está MUERTO. Ha atravesado aquel infierno que le prometíais más allá de la licuefacción ósea, y de una extraña liberación espiritual que significaba para vosotros el mayor de todos los peligros. ¡Y he aquí que una maraña de nervios lo domina!
Ah medicina, aquí tenéis al hombre que ha TOCADO el peligro. Has triunfado, psiquiatra, has TRIUNFADO, pero él te sobrepasa. El hormigueo del sueño irrita sus miembros embotados. Un conjunto de voluntades adversas lo afloja, elevándose en él como bruscas murallas. El ciclo se derrumba estrepitosamente. ¿Qué siente? Ha dejado atrás el sentimiento de sí mismo. Se te escapa por miles y miles de aberturas. Crees haberlo atrapado y es libre. No te pertenece.
No te pertenece. DENOMINACIÓN. ¿Hacia dónde apunta tu pobre sensibilidad? ¿A devolverlo a las manos de su madre, a convertirlo en el canal, en el desaguadero de la más ínfima confraternidad mental posible, del común denominador consciente más pequeño?
                Puedes estar tranquilo: ÉL ES CONSCIENTE.
                Pero es el Consciente Máximo.
                Pero es el pedestal de un soplo que agobia tu cráneo de torpe demente pues él ha ganado por lo menos el hecho de haber derribado la Demencia. Y ahora, legiblemente, conscientemente, claramente, universalmente, ella sopla sobre tu castillo de mezquino delirio, te señala, temblorcillo atemorizado que retrocede delante de la Vida-Plena.
Pues flotar merced a miembros grandilocuentes, merced a gruesas manos de nadador, tener un corazón cuya claridades la medida del miedo, percibir la eternidad de un zumbido de insecto sobre el entarimado, entrever las mil y una comezones de la soledad nocturna, el perdón de hallarse abandonado, golpear contra murallas sin fin una cabeza que se entreabre y se rompe en llanto, extender sobre una mesa temblorosa un sexo inutilizable y completamente falseado,surgir al fin, surgir con la más temible de las cabezas frente a las mil abruptas rupturas de una existencia sin arraigo; vaciar por un lado la existencia y por el otro retomar el vacío de una libertad cristalina.
En el fondo, pues, de ese verbalismo tóxico, está el espasmo flotante de un cuerpo libre, de un cuerpo que retorna a sus orígenes, pues está clara la muralla de muerte cortada al ras y volcada. Porque así procede la muerte, mediante el hilo de una
angustia que el cuerpo no puede dejar de atravesar. La muralla bullente de la angustia exige primero un atroz encogimiento, un abandono primero de los órganos tal como puede soñarlo la desolación de un niño. A esa reunión de padres sube en un sueño la memoria, rostros de abuelos olvidados. Toda una reunión de razas humanas a las que pertenecen estos y los 0tros.
Primera aclaración de una rabia tóxica.
He aquí el extraño resplandor de los tóxicos que aplasta el espacio siniestramente familiar.
En la palpitación de la noche solitaria, aquí está ese rumor de hormigas que producen los descubrimientos, las revelaciones, las apariciones, aquí están esos grandes cuerpos varados que recobran viento y vuelo, aquí está el inmenso zarandeo de la Supervivencia. A esa convocatoria de cadáveres, el estupefaciente llega con su rostro sanioso. Disposiciones inmemoriales comienzan. La muerte tiene al principio el rostro de lo que no pudo ser. Una desolación soberana da la clave a esa multitud de sueños que sólo piden despertar. ¿Qué decís vosotros?
¡Y todavía pretendéis negar a importancia de esos Reinos, por los cuales apenas comienzo a marchar!
Publicado en "La Révolution Surréaliste", N° 11 (1928)
Versión de Aldo Pellegrini


 
Traduzido.
A tara tóxico
Lembro-me da mordida falta e convivências imperceptível. Vem, psiquiatras, eu chamo-lhe à cabeça deste homem inchado, mas ainda respirando. Reúna-se com seus bens equipes abomináveis ​​em torno desse corpo estendido comprimento total e deitado sobre o seu sarcasmo. Sem salvação, eu digo a você é intoxicado e doente de colapsos suas barreiras, fantasmas de seu vazio, seus gorjeios pele.
Cansado. Atropelar, assim, o corpo vazio, corpo transparente que tem desafiado o proibido. Está morto. Você já passou por isso liquefação prometíais inferno além de osso, e uma libertação espiritual estranho significou para você a maior de todos os perigos. E eis que um emaranhado de nervos é dominado!
Médico Ah, aqui está o homem que tocou o perigo. Você conseguiu, psiquiatra, triunfou, mas ele supera-lo. O formigamento sono maçante irrita membros. Um conjunto de vontades adversas solta, subindo nele como paredes abruptas. O ciclo cai miseravelmente. O que você sente? Ele deixou para trás um sentimento de si mesmo. Escapa-lhe milhares e milhares de aberturas. Pense ter apanhado e é gratuito. Não o seu.
Não o seu. NOME. Para onde apontar sua falta de sensibilidade? Para voltar para as mãos de sua mãe, para fazer o canal no ralo da comunhão menor possível mental, ciente do menor denominador comum?
                Tenha certeza: ele está consciente.
                Mas é o máximo Aware.
                Mas é o pedestal de um golpe que oprime seu insano crânio estúpido quanto ele ganhou pelo menos o fato de que ele bateu Demência. E agora, de forma legível, de forma consciente, de forma clara, universalmente, que sopra sobre o seu castelo do delírio pequeno, eu disse, assustada temblorcillo recuando frente Full-Life.
Bem, obrigado aos membros flutuador grandiloqüente, através nadador mãos de espessura, tem um coração cujo claridades como medo, sentir a eternidade de um inseto zumbindo no parquet, a coceira vislumbre árabe de solidão noturna, o perdão dos ser abandonado, batendo contra paredes infinitas que abre uma cabeça de crack e quebra em lágrimas, espalhados numa mesa de agitação e completamente inutilizável sexo um falsificado, finalmente emergir, surgir com o mais temível dos mil cabeças contra quebras abruptas existência rootless, existência vazio por um lado e do outro a recuperar vácuo liberdade cristalino.
No final, então, de que o espasmo palavreado tóxico é um corpo flutuando livre de um corpo retorna às suas raízes, como fica claro na parede da morte e jogou corte flush. Porque que a morte vem pelo fio de uma
angústia que o corpo não pode parar cruzamento. A parede de problemas ferver um encolhimento atroz requer em primeiro lugar, um abandono primeiro dos corpos pode sonhar como uma criança desolação. Um pai que encontrando-se em uma memória de sonho, rostos esquecidos dos avós. Todas as raças humanas uma reunião a que pertencem e 0ther estes.
Primeira nota de raiva tóxica.
Aqui é o brilho estranho de tóxico esmaga espaço sinistramente familiar.
As batidas da noite sozinha, aqui é o rumor de formigas produzem descobertas, revelações, aparições, aqui estão os grandes corpos para recuperar vento encalhado e vôo, aqui é a agitação enorme de sobrevivência. A única chamada de cadáveres, a droga vem com seu sanious rosto. Arranjos começar imemorial. A morte tem a primeira face do que não podia ser. A desolação soberano dá a chave para a multidão de sonhos que só Wake Up Call. O que você diria?
E ainda negar importância pretendéis destes reinos, porque apenas começando a ir!

Publicado no "La Révolution Surréaliste", No. 11 (1928)
Versão Aldo Pellegrini
 

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